miércoles, 19 de diciembre de 2012

TU CASSANDRA ES AMUAY



TU CASSANDRA ES AMUAY

A diez minutos de la atmósfera se zafa del caparazón que lo llevó hasta el límite
mientras una mujer sirve de escudo humano a sus niñas de siete meses y ocho años

Es que a veces
llega tan rápido
la ciudad
la ciudad que me entra
y no sabe ya
qué hacer conmigo

la chica menuda
la de cabellera indolente
la de pestañas abrumadas
la que de niña disfrazaban de Cassandra,
por más que insistiera en jugar a los periodistas,
¿tú me entiendes?

“Mi primer impulso fue proteger a las niñas”[1]              

A ocho minutos los racimos de ululantes dispositivos escupen sus ráfagas de gas
y cancelan la rotación de la nave como si de un partido amistoso se tratase.

Sí, el disfraz me quedaba tan grande que no podía creer
en esa ligereza con la cual yo también sobreviviría a la ciudad

del futuro
es decir

a la ciudad en llamas
a la ciudad que un viejo
disfraz penetra

“Salgo y veo que era como si hubieran puesto un soplete,
                       pero de una magnitud nunca vista"[2]

A siete minutos las películas de carbón coagulan bajo el roce de las capas atmosféricas
y los parpadeos frenéticos de la máquina reducen con dulzura su velocidad de entrada

Es que  yo
 parecía una sonámbula en aquel vestido
¿tú me entiendes?

Fíjate bien, esa es mi cabeza, por ahí está mi cabello.

Contra todo pronóstico, me convertí en la muñequita perfecta.
            De hecho, dicen que mi cabello aún no ha dejado de crecer

bajo el sol que lame los afiches de una contienda electoral,
entre manos impares manchadas y moteadas por migajas de comida

bajo el sol que pasa desapercibido
en plena guerra de encuestas y predicciones
bajo el sol del mediodía.

"Ahora no puedo oír cualquier ruido
porque creo que se va a venir abajo todo otra vez"[3]

A cuatro minutos la cápsula atraviesa la endeble atmósfera que a duras penas
se le opone y asoma su estela cual fría lenguarada en medio de rojas soledades.

Por eso digo, amor mío, que ya nada es como antes, que ya no siento
sino ráfagas de ternura averiada, difusa
el cariño,  la descomposición entre frases que me leo en voz alta:

“Esto no fue un desastre natural”[4]

A un minuto y quince segundos del otro lado de la atmósfera marciana
el plato caliente invoca a los antiguos comandos del divino Apolo y su programa.

No. Nunca. No me engaño, tan sólo veo el porvenir, es decir, yo tan sólo veo
la servilleta aquella, sí, la misma servilleta que han abandonado
en todas partes
en todas partes por igual

entre salpicaduras grasientas y manchas de café, eso
la misma
servilleta que a la intemperie bailotea

en la fuente de soda
en la mesa de la arepera a medianoche
en el sofá del lounge
en el chaisse-lounge junto al sofá

durante el viernes santo por la tarde en el comedor
durante la fiebre del sábado por la noche en el dividí
durante la asonada del miércoles al ras de la madrugada
al compás de la otra servilleta que aletea a través del tiempo
y me destroza el ánimo con el zumbido de esos miles
           
de esos miles de millones

de carros benevolentes, violentos y sensuales
proyectados hace más de cincuenta años por la rotación del Helicoide
y de tantas otras ilusiones modernas que ahora rechinan  y sueltan de golpe
su rumor lacerante

cual latigazos de monje ilustrado
con silicio en mano en el vestíbulo del ministerio de transporte

            cual gemidos  proferidos por docenas de muchachos rubios y enjaezados
con púas y correas y pieles fosforescentes
bajo la mirada tibia de la impasible ejecutiva de cuentas

cual antuviones de matamoscas embriagados
sobre el trasero del caballo fantasma
a galope entre la disertación en torno a las nuevas razas coloniales
y las obligaciones presentes
del historiador jubilado que frunce el ceño al revisar el éxodo hacia Manoa
           
y cual cursores que titilan y cual palabras sacudidas
por el fuste que los bolígrafos y teclas redoblan y estiran

“a ella le gusta la gasolina, dame más gasolina,
a ella le gusta la gasolina, dame más gasolina”[5]

A quince mil kilómetros Curiosity te habla en sueños y es una puta en París, Texas
y un carrito de lego y la página 40 y una novia que un buen día perdiste en el colegio

pero no te vengas  hasta que se cierre la reja del estacionamiento
o cuando menos,  déjame completar la siguiente oración:

“Revisamos habitaciones, camas, levantamos todo
lo que se podía para descartar que hubiera alguien”[6].

A tres metros de un café estilo parisino, en un parque semejante a un módulo lunar
atascados en las tuberías de plástico los niños se golpean y escupen alaridos

“y hay todavía personas que no han podido ser identificadas
y hay personas que todavía no aparecen”[7].

A dos metros de tu mesa algún día tres estudiantes de literatura disertarán
sobre los cataclismos en el campo semántico del término elefante blanco

“de los 680 tanques de la refinería se vieron afectados 9 y de estos
   solo 4 colapsaron”[8]

A poco menos de un metro y hace menos de un minuto te estremeció el broche
hendido sobre la nuca de una chica, pero es sólo ahora que el motorizado frena

“sentía la onda expansiva golpeándome el pecho”[9]

A metro y medio un consultor español en materia de hidrocarburos habla sobre
la refinería que estalló en pedazos a una impecable jovencita reportera de reuters

“metátesis olefínica, se emplea para producir polímeros, fármacos, plástico…”

dirimen, se acarician los argumentos, es decir, conjeturan

“pero, ¿metátesis?”

todos juntos, al compás,

“metátesis”

al compás de la servilleta

“metástasis”

como si fuesen agentes secretos de la orquesta sinfónica

“metaplasmos al fin y al cabo”

como si no supieran que hace nada murió Neil Armstrong

“eso hay que sanearlo. Bueno, es como un cáncer, hay que aplicarle tratamiento profundo, hay que extirpar tumores, es como un cáncer social allí”[10]

como si no entendieran por qué premiaron al barrio trocado en torre financiera

 “metástasis, ¿como en cáncer?”

A diez kilómetros de la superficie roja el paracaídas supersónico que se abre alelado
parece una medusa de 650 libras calcada de los primeros sueños mojados de Altazor.

“eso fue lo que dijo de la situación en las cárceles y al año siguiente se  cayó el puente de Cúpira y otras carreteras y otros puentes y casas se vinieron abajo”

latigazos continúan

“eso fue el principio de los tumores, de los rumores, de los pranes;
y de los metaplasmos” [11]

A treinta  y cinco metros el reflejo de los ahorristas fustiga un banco

     “un elefante blanco es algo cuyo costo de mantenimiento excede a sus beneficios” [12]

En dicho banco las cajas más fuertes suelen ser perpetuas

“un elefante blanco es algo así como el país para un presidente enfermo”[13]

En dicho banco a las cajas fuertes corresponde una cifra secreta y mal escrita

“es algo así como el país que abandonamos hace cinco, diez o doce años”[14]

En dicho banco todas las cajas fuertes son iguales y se presume su inocencia

“es algo así como el país que se nos viene encima” [15]

En dicho banco tan solo una de todas esas cajas fuertes contiene el cielo

“Sacamos cuerpos inertes, algunos de ellos eran niños”[16]

Y el cielo arde y el parque de plástico retumba.

            “Seguramente mi hijo quería detener la fuga”[17]

A Mach 2.2. el paracaídas genera doscientos ochenta y nueve kilo-newtons
de resistencia soportada por seis florecientes bulbos de rubicundo tungsteno.

Tres.

A  casi dos kilómetros y a 220 millas por hora el vehículo de descenso transfigurado
recuerda los viejos aterrizajes vikingos y ronronean crispados sus múltiples radares

Dos.

A veinte metros de altura la nave se transforma en grúa celestial y el vehículo
explorador cuelga de un cordón umbilical de nylon como un títere recién nacido.

Uno.

A dieciocho metros la gente espantada hace cola en una embajada perdida;
sobre la pared dos sombras escapan al tedio y se tocan los genitales invisibles

“la muerte será absorbida por la victoria”[18]

¿Pero, cómo son los genitales de las sombras? ¿en qué difieren de otros genitales?
¿y no les da vergüenza, a las sombras, tocarse de esa manera, a plena luz del día?

"Hoy nos queda trasladar lo poco que quedó a un lugar más seguro..."[19]

yo quería ser periodista pero ahora soy Cassandra y yo enredo a los hombres y hago
de editora y creativa, pero realmente estoy frustrada y voy por ahí sonámbula

“más de 800 mil venezolanos han emigrado desde 1999”[20]

¿por qué no me entiendes? o sea, ¿realmente te parece que me repito?

Dice Wittgenstein: “lo que esperamos no es el hecho, sino una sombra del hecho;
 como, por decirlo así, la cosa más próxima al hecho”[21]

ahora lee de nuevo, pero hazlo entre líneas. Y esta vez, ten cuidado conmigo por favor:

“Los vecinos abandonan Amuay por miedo a la desinformación…”[22]

A siete minutos de haber entrado en la atmósfera el vehículo explorador espera dos segundos y con fuegos artificiales corta de golpe su relación con el módulo madre.

“Cuando la gente lo ve, lo considera una locura, y es natural. Dios, hasta a nosotros nos parece una locura. Sí, es el resultado de ingeniería razonada y pensada, pero sigue pareciendo una locura: 7 minutos separan el techo de la atmósfera marciana de la superficie allá abajo, 14 minutos o más tarda la señal de la nave en llegar a la Tierra; así de lejos está Marte para nosotros. De modo que, para cuando en efecto nos enteremos de que el vehículo se topó con la atmósfera, el vehículo ya estará abajo, en la superficie, y llevará allí por lo menos 7 minutos, 7 minutos vivo o muerto”[23].

Mientras tanto… y por ahora, nadie sabrá cuál fue la verdadera historia.

A ver, déjame explicarme un poco mejor.  De niña tuve un novio y ese novio murió.

La verdadera historia es un enorme y prodigioso horno, un horno agonizante
al que debemos alimentar a toda hora, a cada rato.

Mi novio murió en un accidente de tránsito. Nadie quiso explicarme cómo fue que sucedió y por ende, más nunca pude verlo, ni siquiera en mis propios recuerdos.

De época en época, de era en era, el horno convulsiona y se debilita.

Luego, me enteré de que el accidente era puro cuento, de que le habían pegado un tiro en la frente por un asunto de narcotráfico. Claro, en aquel entonces mis padres pensaban que si mi novio no terminaba acurrucado en el olvido, yo jamás llegaría de lo más ingenua y oronda a la impávida fiesta de graduación.

Minuto a minuto, por culpa del tedio, de la abulia, del combustible de mala calidad,  de esas lívidas ráfagas de nirvana gratuito; el horno pierde fuerzas.

Andaban entonces, mi novio por un lado y su muerte por el otro, es decir,  como mi novio ya no estaba tuve que hacerme cargo de su muerte y engordé.

Es cierto, el horno pierde fuerzas y el horno domina nuevas fuentes de energía.

Dios santo, pero cómo me costaba cargar con todo aquel sufrimiento aún cuando era una adolescente de lo más obesa. Al menos tenía la excusa de que lloraba porque los hombres me rechazaban, así nadie se percataba de mi ordalía. A veces, sin embargo, tenía unas ganas horribles de que la muerte del novio se me fuera de las manos. Hasta que un buen día abrí los ojos y así fue. Estaba flaca, mejor dicho, esbelta, tenía una cinturita de botellita y hasta los maricos caían rendidos a mis pies. Trotaba. Iba al gimnasio, burda, pero burda. Tuiteaba recetas dietéticas. A duras penas dormía. En fin, había cambiado el método de tortura, como si admitir la verdad y decir la verdad fuesen exactamente lo mismo, a cada hora.

El horno se come tus comentarios, el horno te ubica, el horno se conecta a un dispensador de 140 caracteres por segundo, reedita fábulas políticas, conflictos milenarios, crónicas sobre periodistas vampiros que desentrañan tribus caníbales en pleno conflicto bélico auspiciado por los caudillos neo-liberales amparados por las caravanas comunistas que atraviesan medio Oriente.

Mareada, nauseabunda,  de pronto me fastidió hacer tanto ejercicio y me di cuenta de que estaba a punto de despedirme del novio muerto poco antes de encontrarme por última vez con el primer chico que al fin aceptó hacerse pasar por él.

Novelas negras, catiras, pelirrojas, clásicos del caribe, náufragos montados sobre un pequeño blog. Artículos de opinión. Electrodomésticos sabiondos, inmigrantes disfrazados de damnificados re-ubicados en la ciudad que se nos fue. Guionistas y presidiarios. Hacinamiento en la base de datos. Ahora el horno está que revienta.

Era hermoso y maníaco depresivo el chico que se hacía pasar por mi novio y yo le sacaba las espinillas y los puntos negros y nos acariciábamos la vagina y el glande y las caderas y los senos cada vez que mis padres nos dejaban solos para asomarse a la calle y corroborar que aún no les habían robado la camioneta.

Guerrilleros mediáticos, ensayos churriguerescos, editoriales franquiciadas, palitos mantequilleros, mensajitos de textos y biografías a granel.

No, qué va, el chico ni sabía que se haría pasar por mi novio. Sin embargo, me tenía tantas ganas que se le daba fácil. El muy torpe. Era divertido hacerle sufrir.

Es preciso creer que algo tiene sentido para que el horno se mantenga encendido.  De eso se trata la libertad de expresión: hay que alimentar el horno de la historia.

Lo rechazaba, luego lo besaba y lo volvía apartar de mí, dos, tres semanas, después volvíamos a la carga, diría que lo hacíamos con resentimiento. El me suponía y luego me acariciaba con su lengua jornadas enteras y yo le chupaba la verga y él se venía en mi boca y todo siempre estaba a punto de irse a la mierda.

De lo contrario, lo sabemos bien, el horno se tragará a nuestros vecinos. Y luego vendrá por nosotros.

Verás, yo necesitaba terminar con él, pero debía parecerme inevitable,  incluso, doloroso; teníamos que sufrir, teníamos que hacernos pedazos hasta pedir piedad por nuestros restos.  Solo cuando estuviera desesperado, deprimido, aniquilado por los avances frustrados, incapaz ya de articular dos o tres palabras, ni hablar de un solo gesto sensato; el chico saldría disparado por su propia voluntad y al despedirnos por última vez yo al fin llegaría a decirle adiós a mi novio muerto y me dedicaría, cuando mucho, a tan solo seguir adelante. Y así fue. Al menos hasta el día de hoy.

“A la Entrada, Descenso y Aterrizaje o EDL se llama 7 minutos de terror porque tenemos literalmente 7 minutos para ir desde el cielo de la atmósfera hasta la superficie marciana, pasando de  13 mil millas por hora a cero millas por hora a través de una secuencia perfecta y una coreografía perfecta y una sincronización perfecta y la computadora, la computadora debe hacerlo todo a solas, por su propia cuenta y sin ayuda de la Tierra. Y si algo sale mal, pues GAME OVER, así de simple, termina el juego”[24].

A siete minutos de haber entrado en la atmósfera el vehículo explorador espera dos segundos y con fuegos artificiales corta de golpe su relación con el módulo madre.

 “Pues he aquí que el día de hoy veré al novio muerto jugando Playstation en francés”.

Casi quinientas mil líneas de programación han transcurrido como si nada,
las cámaras muestran las sombras del mástil y el explorador curioso avanza.

“Y el novio muerto me confesará el destino de los agentes, de los consultores
y corresponsales, de las tres estudiantes,  del funcionario y de la mesonera del café”.

Ahora puedo ver monumentos, memoriales, palpitantes actos de contrición, confesiones y dislates y a veces el aroma de un golfo triste que me pone en celo.

“Y el novio muerto me señalará el paracaídas del comandante desparramado como un retrato  del Pato Donald y me pondrá a escribir sobre su última operación de cáncer”.

Ahora puedo ver planas, planillas, fotografías, viáticos para comprar testimonios
campañas, índices bursátiles, crónicas, vallas presidenciales y grandes reportajes

“Y el novio muerto me arrastrará otro cadáver”.

Ahora puedo ver ganados perdidos, malandros, puedo ver libros, dípticos, cuentos, relatos, guiones, documentales y novelas; el tema es la hoguera, las palabras queman

–Es el Tiburón Arcaya, dirá mi novio muerto. – Lo hallé flotando en un cuento.

Ahora puedo ver antologías, editoriales emergentes, autores inéditos y envejecidos
barajitas de béisbol y Los Invencibles; he ahí el título, Monte Ávila Editores, 2007.

–Estaba ya casi al final del cuento, es su cadáver, ese es el Tiburón Arcaya, es su cadáver, el que se llevó el deslave de 1999, directo hacia Buchuaco, Estado Falcón

"Ahora no puedo oír cualquier ruido  porque creo que  se va a venir todo abajo otra vez"[25], cerros que guardan al silencio rasguñado, quebradas que sonríen con saña.

–Me pareció que eran seis o siete páginas, más o menos, las que separaban el cuerpo de Irene de Judibana del cadáver del Tiburón Arcaya, mismo cuento, mismo autor[26].

Ahora puedo ver catorce años separar cuerpos y recuerdos como si entre el deslave de 1999 y el estallido del 2012 no hubiesen sino seis o siete páginas bien trabajadas.

Esto no fue un desastre natural,  no fue consecuencia de algo que no controla el Estado venezolano"[27]. Veo declaraciones y sentencias, de la tormenta a la quemazón.

Siete años he revisado esas siete páginas, catorce años en catorce minutos,
los cadáveres se retuercen en la fosa común de otro procesador de palabras

y tal vez mi novio muerto soy yo. Y los blindajes alabeados de tus besos me riman
 y caracolean y titilan. Sí, jugaremos Playstation en francés y me apretarás el botón.

–Mercenaries Dos. Mundo en llamas ¿Estás prendida? Ya sabes cuál es tu misión:
te dejas acariciar por el golfo y estrellas el helicóptero contra la refinería.[28]

“Me llamo Cassandra, quería ser periodista, edito videos y efectos especiales,
soy web máster y enredo a los hombres para una productora en Nueva Orleans”

Lo siento, a partir de ahora te llamarás Irene, Santa Irene de Judibana.

“Es correcto, desde Santa Irene aún se ven las llamas”

Te lo digo yo que soy el fantasma del novio muerto y también del chico que usaste para decirle adiós seis meses después de sacarlo a bailar en la boda de tu hermana.

“Judibana. Hija del cacique Manaure. Traicionada por los colonos, huye con su padre de Paraguaná hacia Manoa, en Apure. Manoa: Arcos Dorados. Paranoia. Revolución”.

–Santa Irene Mártir, la que murió quemada. Son las tres de la madrugada pero aún estamos a ocho años de la explosión. El tiempo pasa más rápido para los muertos.

Dice Wittgenstein: “usted no esperaba una explosión más fuerte –sino tal vez la sombra de una-.  ¿Y cómo sabía usted que era la sombra de una explosión más fuerte?”[29]

A quince metros me hablarás de Manaure y de cómo en las noches el viento
sobre los médanos remeda el lamento de los indios que murieron durante el éxodo.

“Desde Santa Irene, hay días en que puedes ver a tu propio cuerpo en llamas”

A diez metros corregirás el rumbo, me hablarás de cómo el lamento de los indios  muertos remeda a las ánimas del purgatorio escondidas en las ánimas de Guasare[30].

“¿Chamo viste eso?”

A nueve metros ya no será un lamento de los hambrientos sobre los médanos,  sino el aullido de un ovni en forma de cúpula, un trompo alucinado por un profesor zuliano.

“Dieciocho hombres pero sólo 35 brazos ayudaron a bajar el hermoso aparato”[31]

A cinco metros no habrá marcha atrás y El Dorado será la refinería en llamas y en los jardines del fuego las familias enteras huirán ante las cámaras que ronronean a ciegas.

“Esa noche del incidente saquearon mi casa que no tiene cerca[32]

A metro y medio regresarás del baño del  café y yo te recordaré en voz baja todo cuanto está por suceder, claro, siempre y cuando tú ignores lo mucho que se va a repetir.

“Mañana bautizarán nuevo libro sobre el accidente en la refinería”

A cincuenta centímetros volverás a hablar sobre cómo los andinos perjuraban que el sonido de los ríos y quebradas desbordadas correspondía a la Mudanza del Encanto.

“Creían que eran los golpes que daban los enormes arcones donde iba encerrado el tesoro del encanto, baúles llenos de morocotas de oro puro, de adornos de oro puro”[33].

A veinte centímetros seguiré prendida y te escucharé y te diré que si no fuera por el novio muerto yo seguiría trabajando en la prensa y no aquí, en Nueva Orleans.

“Los vecinos abandonan Amuay por miedo a la desinformación”

Sí cariño, si no fuera por el novio muerto yo también seguiría metida en la candela.

“Pues el novio muerto me dijo que vendrían en autobuses, cientos de personas,
que llegarían en aviones y que podía ver a sus espíritus reflejados en las vitrinas”

Oye, y ¿qué sabes del Curiosity Explorer, por fin, did they find something at all?

“Y el novio muerto me dijo que no tenían otra elección sino ir a votar a Nueva Orleans,
mientras en Caracas la gente iba a las urnas a punta de revólver, chantaje y cuchillo”

Por eso veces pienso, ¿y qué será de nosotros si también publicamos algo al respecto?

“Y el novio muerto me dijo que en pocos meses se repetirían nuevas elecciones
 pues en ciertas zonas la democracia es un fantasma que debemos aplacar”

Eso es cariño.

–Bradbury

Ahí, más cerca.

            –Aterriza en Ray Bradbury:

“La reja que alguna vez caminamos entre los años
Nos dio sereno equilibrio
Estaba en un sito a medio cielo donde
En el verde de una hoja y en la promesa de un durazno
Extendimos la mano para tocar y casi acariciar el cielo”

Te imaginas, pero, ¿o sea, y si también publicamos un ensayo sobre todo esto?

            –Ray Bradbury, léelo:

            “Era un azul que no realmente era azul.
            Si pudiéramos extender la mano y tocarlo, dijimos,
            Aprenderíamos, de algún modo, a nunca estar muertos”[34].

En serio mi vida, ¿qué será de nosotros si también nos abrimos fuego?

           

           






[1] CADENA, Karina, entrevistada por: RIVERA, Adriana “Mi primer impulso fue proteger a las niñas” / El Nacional 2 de septiembre de 2012, recuperado en: http://www.el-nacional.com/siete_dias/primer-impulso-proteger-ninas_0_43796998.html

[2] GONZÁLEZ, Roberto entrevistador por: ZAMORANO, Abraham “La explosión de la refinería de Amuay: Lo peor que nos ha pasado” BBC Mundo,  1 de septiembre de 2012, recuperado en: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/09/120831_venezuela_refineria_explosion_amuay_cronica_az.shtml

[3]PRIETO, Liliani, entrevistada por  ZAMORANO, Abraham “La explosión de la refinería de Amuay: "Lo peor que nos ha pasado” BBC Mundo,  1 de septiembre de 2012, recuperado en: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/09/120831_venezuela_refineria_explosion_amuay_cronica_az.shtml

[4] RADONSKI, Capriles, declaración en DE LA ROSA, Alicia: “Capriles Radonski lamentó pérdidas de vidas en Amuay”, El Universal, 26 de agosto de 2012, recuperado en:

[5] YANKEE, Dady. “Gasolina”. Dur: 4:00 minutos. http://www.youtube.com/watch?v=OHiHz2pwWho

[6] CABOS, Joe, entrevistado por RIVERA, Adriana “Los voluntarios respondimos rápido” / El Nacional 2 de septiembre de 2012, recuperado en: http://www.el-nacional.com/siete_dias/primer-impulso-proteger-ninas_0_43796998.html

[7] RADONSKI, Capriles, declaración en “Henrique Capriles se solidariza con los familiares de la víctimas de la explosión” / Agencia EFE, 2 de septiembre de 2012, recuperado en: http://www.elsiglo.com.ve/content/38/Explosion-refinadora-Amuay

[8] RAMÍREZ, Rafael, declaración en: “Ministro Ramírez descarta importación de gasolina” / Últimas Noticas, 4 de septiembre de 2012, recuperado en: http://www.ultimasnoticias.com.ve/movil/detallenota.aspx?idNota=103741


[9] GONZÁLEZ, Roberto entrevistador por: ZAMORANO, Abraham “La explosión de la refinería de Amuay: Lo peor que nos ha pasado” BBC Mundo,  1 de septiembre de 2012, recuperado en: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/09/120831_venezuela_refineria_explosion_amuay_cronica_az.shtml

[10] CHÁVEZ, Hugo; declaración en: “Chávez afirma que la crisis de las cárceles es como un "cáncer" social” / Agencia EFE, 16 de julio de 2011. Recuperado en: http://eldia.es/2011-07-16/VENEZUELA/2-Chavez-afirma-crisis-carceles-es-cancer-social.htm
[11] Por una razón que me cuesta explicar, Pablo tardó un tanto en hacerme recordar esta pequeña anécdota y de cómo pudimos anticipar el estado de salud del presidente a través de una lectura bio-política de la crisis carcelaria.

[12] Poco antes de dar a luz, la mamá de Buda soñó que un Elefante Blanco le extendía una flor de loto.  Para sacar provecho de su condición sagrada, los nobles tailandeses solían regalar un elefante blanco a aquellos súbditos que menospreciaban, de modo que los elevados costos de manutención terminaran por arruinarlos. También Hemingway recurre a la figura del elefante blanco, esta vez para sugerir una conversación sobre el aborto en un paraje seco y sediento.

[13] En medio de un desierto como el de la península de Paraguaná, una refinería de tubos, trompas y tanques  es algo así como un elefante blanco, pero al revés. Y en grado superlativo. Sarcástico. Y superlativo.

[14] la salida de trabajadores venezolanos altamente calificados mayores de 25 escaló un 216% entre 1990 y 2007, y atribuyen la salida masiva a las políticas económicas poco exitosas”, es la cifra que resalta un reportaje de la revista Newsweek que encontré el otro día, cuando fuimos con Henry a recoger los cachivaches con los cuales la vieja Mena, víctima del síndrome de Diógenes, se había tapiado para que sus hijos no volvieran a buscarla nunca más. Pobre vieja, se inventó el cuento precisamente porque los chamos nunca regresarían para visitarla en su casita en Nedham.

[15] Más del 20% de inflación padecimos ese año, insólito, y nosotros por ahí, traficando a duras penas con las sobras de aquel container.

[16] CABOS, Joe, entrevistado por RIVERA, Adriana “Los voluntarios respondimos rápido” / El Nacional 2 de septiembre de 2012, recuperado en: http://www.el-nacional.com/siete_dias/primer-impulso-proteger-ninas_0_43796998.html

[17] JÍMENEZ, William entrevistado por RIVERA, Adriana: "Seguramente mi hijo quería detener la fuga" / El Nacional 2 de septiembre de 2012, recuperado en: http://www.el-nacional.com/siete_dias/Seguramente-hijo-queria-detener-fuga_0_43797020.html

[18] CHÁVEZ, Hugo, declaración en Chávez en Amuay: "La función debe continuar" / El Universal, 26 de agosto del 2012, recuperado en:

[19] COROMOTO en entrevista a BRICEÑO, Francisco y GALINDO, Raúl: “Amuay en llamas”, 28 de agosto de 2012, recuperado en:

[20] ARIAS, Zaira: “Más de 800 mil venezolanos han emigrado desde 1999” en El Carabobeño, 11 de mayo de 2012, recuperado en: http://www.el-carabobeno.com/portada/articulo/34062/ms-de-800-mil-venezolanos-han-emigrado-desde-1999

[21] WITTGENSTEIN, Ludwig El libro azul  Edit. Bid & Co. Caracas, Venezuela, (2001), 210 p. (Dos páginas después, o tal vez antes, Wittgenstein utiliza la frase “El King´s College está en llamas”.  No es un juego de lenguaje, pero tal vez es un mensaje cifrado, ¿tenía razones JC para anticipar lo de la refinería?)

[22] EL NACIONAL, titular de primera plana, 27 de agosto de 2012.

[23] Laboratorio de Propulsión a Jet de la NASA: “7 minutos de terror”, recuperado en: http://www.youtube.com/watch?v=ISmWAyQxqqs

[24] Laboratorio de Propulsión a Jet de la NASA: “7 minutos de terror”, recuperado en: http://www.youtube.com/watch?v=ISmWAyQxqqs (El video reseña la llegada del explorador Curiosity el 5 de agosto del 2012. La misma fecha en que nació la segunda hija de Eduardo)

[25] PRIETO, Liliani, entrevistada por  ZAMORANO, Abraham “La explosión de la refinería de Amuay: "Lo peor que nos ha pasado” BBC Mundo,  1 de septiembre de 2012, recuperado en: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/09/120831_venezuela_refineria_explosion_amuay_cronica_az.shtml

[26] BLANCO CALDERÓN, Rodrigo. Los invencibles. Edit. Mondadori, 2007, 154 p.  (En una primera versión, supuse que se trataba de dos cuentos, uno dedicado a Irene de Judibana y el otro al Tiburón Arcaya).

[27] RADONSKI, Capriles, declaración en DE LA ROSA, Alicia: “Capriles Radonski lamentó pérdidas de vidas en Amuay”, El Universal, 26 de agosto de 2012, recuperado en:

[28]Este juego esta ambientado en Venezuela y prohibido para la venta o exhibición en dicho pais, ya que se hace una alusión violenta a una intervención armada norteamericana a la soberanía de Venezuela, y se ofende al país”. En:

[29] WITTGENSTEIN, Ludwig El libro azul  Edit. Bid & Co. Caracas, Venezuela, (2001), 210 p. (Dos páginas después, o tal vez antes, Wittgenstein utiliza la frase “El King´s College está en llamas”.  Estrictamente hablando, esto es, dejándonos conmover por las charadas de Wittgenstein, el tiempo sería en sí un juego de lenguaje, uno más. Basta un breve análisis lingüístico para descubrir que “College” significa “comunidad” y que hay algo más que se ha prendido al decirlo).

[30] Debí preverlo. Como columna vertebral de las sombras yuxtapuestas, como los pensamientos a solas en medio de un incendio, como las frases y los recuerdos a solas en medio de una gran explosión, el relato de las ánimas de Guasare y su éxodo por Paraguaná debido a la hambruna de 1912 tal vez habría funcionado mucho mejor: http://www.cecalc.ula.ve/blogs/notisismo/leyenda/la-hambruna-del-ano-1912-y-las-animas-de-guasare-jaime-laffaille/

(Cinco o seis años más tarde,  introduje en google el nombre del libro del profesor Ibrahim López, para mi desconcierto, apareció un documental producido en el 2006 o 2007 –mismo año en que Calderón publica su libro y Mercenaries Dos está a punto de entrar al mercado- por Andrea López -¿habrá algún parentesco? ¿qué significan los nombres o, mejor aún, bajo que sombra descansarán los nombres?- y entre las primeras secuencias aparecen los tanques de la refinería y un enorme camión cisterna, anaranjado, con la usual advertencia de “Inflamable”  y al son de un compás gótico, luctuoso. El minuto 6:39 de la segunda parte del documental es una joya: “por supuesto que para las naciones petroleras sería un enorme impacto que no va a ser de un día para otro por supuesto, pero se prevé que va a ser un impacto duro porque las refinerías tengan que apagarse o cambiarse para la producción de fertilizantes o plástico, dice le hijo Ibrahim López Zerpa. La sinopsis aduce que el motor anular inventado de Ibrahim fracasó porque fue presentado en 1976, en plena nacionalización de la industria petrolera).

[32] COROMOTO en entrevista a BRICEÑO, Francisco y GALINDO, Raúl: “Amuay en llamas”, 28 de agosto de 2012, recuperado en:

[33] VALERO, Salvador citado por CONTRAMAESTRE, Carlos La mudanza del encanto Academia Nacional de la Historia, 1979 345 p.

[34] BRADBURY, Ray: “If only we had taller been”; en: http://www.tumblr.com/tagged/if-only-we-had-taller-been