miércoles, 30 de marzo de 2011

Guachimán Truchimán - Parte I

Sé que allá afuera alguien miraba hacia acá, pero no estoy seguro de si quien miraba hacia acá y quien escribía eran exactamente la misma persona. También es posible que afuera no hubiera nadie sino que todo fuese producto de una vieja conversación; una conversación que se desparramaba allá afuera en torno a alguien que escribía, por supuesto.

Palabras más, palabras menos, si había palabras de por medio también se relataban acontecimientos y se empleaban figuras retóricas, una, tal vez dos o tres y con ellas, alguna clase de paisaje y su correspondiente multitud de enunciados. Lo cierto es que, no entiendo cómo yo, que me preocupaba tanto por contemplarme en todo cuanto anotaba y que había aprendido finalmente a prestar atención a cuanto dejaba de hacer mientras leía, jamás caí en cuenta de los cambios en los matices que sílaba por sílaba las más disímiles ideas me procuraban a lo ancho y largo de aquellos años que pasaron como techos desconchados y persistentes. Luego vino este maldito calor.